Mark Kaufman: Donde se despliega el espíritu de los Rangers, historias de ciencia se desenrollan.
upAh, Mark Kaufman—sí, el hombre que una vez descendió 2.500 pies en las profundidades del océano para encontrarse con un tiburón de seis dientes, uno que probablemente pensó *“¿Quién es este humano con la cámara?”* —no es tu editor científico habitual. No se acercó a una universidad y empezó a escribir sin más; él se sumergió en el trabajo directamente, como si lo hubiera hecho.
Puedes imaginarlo: un chico con un distintivo de prensa y su GoPro flotando bajo la superficie, en las sombras del océano profundo, rodeado de criaturas que parecen haber sido diseñadas por alguien que vio demasiados filmes de terror. Y sin embargo, Kaufman no dio ni un paso atrás. Se inclinó, hizo preguntas y consiguió escribir una introducción o titular tan impactante que incluso los lectores más escépticos se sintieron tentados a pensar *“Espera, ¿acabo de aprender algo genial?”*.
Él no empezó con un título en astrofísica ni vestido de laboratorio. Nada de eso. Trabajaba como guardabosques en el Servicio Nacional de Parques (National Park Service), cuyo deber principal era asegurar que la gente no ensuciaría o dañaría los espacios naturales, además de ser un erudito vivente sobre osos, patrones climatológicos y las razones por las que realmente no debes alimentar a una ardilla.
Pero entonces algo cambió en él—como si hubiera coincidido planetaria—y se dio cuenta de que la ciencia no estaba reservada solo para los trajes blancos y ecuaciones intrincadas; era accesible, ¡para todos! Así es como dejó sus botas de trekking por una computadora (probablemente su teclado) y el mundo de la periodística científica recibió a un narrador que trataba al espacio como si fuera una excursión familiar en picnic, y a los volcanes como vecinos hiperactivos.
Uno de los cosas más *incrediblemente* geniales que ha hecho? Él es quien nos trajo las primeras imágenes terrestres transmitidas desde el espacio—sí, *en vivo*. Pudiste ver nuestro planeta girar a través de la lente de un satélite y Mark Kaufman estaba allí para traducir esa maravilla cósmica en algo con lo que pudieras realmente *sentirla*, no solo admirarla con los ojos.
Pero no se limitaba a informar; él lograba hacerte *preocuparte* por el tema. Por ejemplo, cuando la tormenta de arena devastadora azotó al rover Mars de NASA y parecía que Marte estaba explotando (como enfadar en forma literal), Mark Kaufman escribió: *"El rover básicamente está haciendo el baile del vientre en un arenador."* Eso no es solo reportaje; eso es ciencia con la chispa del humor, ¿no te parece?
Y ni siquiera me refiero a cuando entrevistó científicos que están inventando carne de laboratorio, haces pruebas viajeras o robots que pueden hacer tus impuestos. Él transformaba la ciencia, aquello que antes parecía más propio de una novela de ficción espacial en un instante cotidiano como el desayuno de los sábados por las mañanas.
Tiene esta habilidad increíble de hacerte creer que sí, ese experimento raro Finlandia realmente va a cambiar el mundo y también que está bien fascinarse con una pequeñita robot que puede limpiar tus calcetines. Es como si pudiera ver la magia detrás de cada descubrimiento.
Ahora, siendo honestos—algunos escritores científicos escriben como si estuvieran en un auditorio antiguo, usando palabras complicadas como "entrelazamiento cuántico" o "equilibrio termodinámico" como si quisieran demostrar cómo listos son. Mark Kaufman? Él escribe de manera que explica algo a tu mejor amigo después de tres cafés bien cargados.
Él no simplifica—eleva lo complejo hasta hacerlo interesante y amable, sin darte cuenta. Haces que te sientas como si estuvieras leyendo un artículo pero también *testimonio* o *viviendo* algo real. Como cuando cubría el momento en que una nave espacial descubrió algo nuevo del sistema solar: ¿No dijo simplemente "mira ahí"? No lo hizo. Él dijo *"Estamos mirando a algo nunca visto antes, y parece devolver la mirada."*
Eso no es reportaje. ¡Es teatro!
¿Podría ser posible que Mark Kaufman sea un mago en secreto? Porque tiene una manera de hacer que la ciencia se sienta como mágica sin necesidad de capas ni libros de hechizos.
Pero no solo lo escribe—él *lo experimenta* realmente. Ha estado presente en laboratorios donde el ambiente era electrizante con posibilidades ilimitadas, ha entrevistado científicos que parecen haber visto el futuro y ahora intentan convencernos de su veracidad (¡literal!).
Y aún así, nunca pierde la perspectiva cómica. Cuando un científico casi fue advertido no tomar una foto de un evento cósmico por ser "demasiado arriesgado", Mark Kaufman lo describió con esa ironía perfecta: *"Y el científico respondió, ‘Voy a sacarle mi foto igual.’ El universo entro en respiración."*
Hablando de ciencia escrita (science writing), he leído mucho y aunque muchos realizan su trabajo bien, pocos logran que te *inclines* para seguir leyendo. Mark Kaufman no solo informa—él inspira. Recuerda por nosotros la naturaleza es científica.
Es cálido o algo así... ¡no lo sé! No quiero ser anticuado, pero me parece a mi manera de describirlo bastante interesante que en un artículo se mencionara el fenómeno del calentamiento global y no tuviera que buscar una explicación por separado. Por eso creo que es mejor decir: "Science writing" o algo así para mantenerme más actual.
Lo importante es que él nos recuerda que la ciencia está viva, ¡es emocionante! Y a menudo divertida (y de todas formas no tanto como ver una película sobre superhéroes). Es un escritor que hace detener tu lectura y te obliga a mirar más allá de ese cuadro pequeño en el teléfono para preguntarte *"Espera... quiero saber más."*
Y la verdad es: eso, ser tan raro o inusual (tal vez) como para merecer una pausa en lo que estás leyendo por curiosidad intelectual espontánea, ¡es bastante raro!
En un mundo lleno de clicbait y desinformación pura, él es la luz—calmo, claro, con mucha claridad y brillo.
Entonces mi opinión personal (personal take): Mark Kaufman no es solo un editor científico. Es una *traductor* o alguien que transmite lo maravilloso de descubrir algo nuevo en el mundo de la ciencia. Convierte cosas complejas e inverosadas en historias con las que tu cerebro baila emocionado.
Es prueba (proof) de que la ciencia no necesita ser intimidante para tener fuerza, y a veces lo más importante que puede hacer un periodista es recordarnos a todos que el mundo sigue lleno de magia—quizá solo expresada usando palabras como "fotosíntesis" o "neutrino". Si alguna vez has sentido curiosidad mirando al cielo, da gracias a Mark Kaufman. Porque él es la razón por las que seguir mirando está permitido y merecido.
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